«ZIMOUN» Cuando todo es vibración

Movimiento, repetición e interacción son las principales herramientas que Zimoun utiliza en su trabajo como forma de provocar nuestra percepción. A partir del uso de materiales y herramientas de lo cotidiano, como cajas de cartón, cuerdas y rondanas, el artista propone máquinas satíricas que celebran lo desordenado, lo inútil y lo absurdo.
En su mayor exhibición hasta la fecha en Sudamérica, en el MAC de Quinta Normal, en Santiago, Chile, curada por Alessandra Burotto, Zimoun construye estructuras animadas que son tanto auditivas como arquitectónicas, sosteniendo la armonía y el caos, la coreografía y la casualidad. La serialidad a gran escala hace que las mínimas interacciones que componen su trabajo reverberen al infinito, poniendo a prueba los límites de nuestra percepción del espacio. Este lugar vibrante e ilimitado alcanza una frecuencia propia de lo contemporáneo, donde la visualidad y la espacialidad constituyen un espacio sensible. Tal como lo afirma el propio artista en una entrevista para COINCIDENCIA:
“En mis instalaciones, lo que oyes es lo que ves y lo que ves es lo que oyes. No es una combinación de elementos acústicos y visuales, pues ambos tienen la misma fuente. Son una única cosa: el material físico que uno ve y el material físico que uno oye y huele”.
Así, Zimoun crea paisajes sonoros que desencadenan experiencias inmersivas donde el público puede trazar los más diversos paralelos. El propio artista reconoce un universo de posibilidades a partir de sus obras:
“Para mí, las obras desencadenan pensamientos, conexiones, reflexiones y asociaciones en varias direcciones. Estoy pensando, por ejemplo, en la naturaleza, la arquitectura, la sociedad, la ciencia, la filosofía, la ingeniería, la tecnología, en comportamientos orgánicos, sistemas y organismos… por mencionar algunas cosas. O contrastes, como la simplicidad y la complejidad, el caos y el orden, lo masivo y lo individual, lo orgánico y lo artificial, la precisión y la inexactitud”.
Lo que podríamos esperar del movimiento mecánico no se confirma en el trabajo de Zimoun. La repetición y el patrón en serie son, para el artista, aberturas para un campo de improbables fricciones con la realidad. Por este motivo, Zimoun no carga su trabajo con alegorías poéticas. Todo está al alcance del espectador, sin velo. Inclusive los títulos de sus obras no son nada más que la descripción de los materiales utilizados, una lista de todo lo que compone la instalación.
“Mantengo mis trabajos muy crudos y reducidos. Así, en vez de simplemente crear una conexión con una cosa o un tema, éstos funcionan más como un código que está detrás de las cosas (…) Construyo mis trabajos en base a muchos intereses diversos que se unen, y yo mismo los veo y los entiendo de diferentes maneras y en diferentes niveles. La subjetividad es el fundamento de cómo vemos, entendemos y no entendemos el mundo y el universo. Pero la percepción y la consciencia son flexibles y moldeables. Es muy interesante poder explorarlas y observarlas en todas las maneras posibles. Creo que otro tipo de títulos limitaría las obras en diferentes niveles. Para mí, el lenguaje parece ser mucho más limitado que las experiencias en sí mismas.”
Lo que podría entenderse como información es, por lo tanto, una actitud del artista para permitir que nuestro encuentro con su trabajo sea lo más libre posible. Al mirar sus cajas de cartón agitadas, dialogando entre sí, produciendo una voz colectiva, nos volvemos curiosos, nos parece ingenioso y reconocemos su potencial estético. Vibramos con las cajas y las miramos como quien mira un fenómeno de la naturaleza. Dejamos de lado las representaciones y los signos y, rápidamente, pasamos a entender el mundo como vibraciones, rotaciones, giros, gravitaciones, danzas y saltos.