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Gira / Exposición

Videoarte suizo en la 14ª Bienal de Artes Mediales de Chile «El cuarto mundo»

Más información

Bienal de Artes Mediales – Los Limites de la Tierra

Local
Museo de Arte Contemporáneo
Santiago, Chile

Fechas
Agosto de 2019 a Enero de 2020

Por Carolina Martinez

Desde hace un tiempo pareciera que las artes mediales y sus diferentes sustratos y maneras de expresión, han ido soltando la mano a las tecnologías de estéticas futuristas para volver a conectarse con lo más básico y profundo: la naturaleza y el planeta. Y es que la sociedad industrial y el capitalismo no solo han dejado una herencia de explotación y precarización del trabajo, sino que, debido a la automatización, se ha permitido llegar a una alta producción que genera excedentes y residuos, conduciendo a un desastre climático y ecológico sin precedentes. Algunos dirán que no se le puede atribuir toda esta crisis a las industrias devenidas empresas, pero la verdad es que estos modos de producción han creado, también, una sociedad que se olvidó del sentido de colectividad, del sentido de unión y conexión, con su entorno y hábitat más próximo.

Se dice que la relación con el mundo ha cambiado. Sin embargo, en palabras de Bruno Latour, esto ya supone una alienación donde se evidencia la percepción separada que el ser humano tiene de la cultura y la naturaleza, donde la primera se refiere a lo civilizado y la segunda, por su parte, pareciera remitir al estado más bruto del hombre. Si nos concentráramos un poco más en esta especie de malentendido lingüístico, quizás podríamos dar los pasos necesarios para cambiar radicalmente nuestros hábitos como seres orgánicos que forman parte de esta misma naturaleza.

Es con base en este deseo, por una búsqueda de conciencia y reconexión entre las personas -y de éstas con el entorno y el mundo a través de nuevos refuerzos semióticos y pragmáticos- que las últimas versiones de la Bienal de Artes Mediales de Chile han estado desarrollando sus conceptos curatoriales. Para la 14ª versión del año 2019, la bienal nos trajo «El cuarto mundo», iniciativa inspirada en la obra del escultor chileno Carlos Ortúzar, pieza con el mismo nombre que fue instalada en 1972 en el edificio de la UNCTAD III. Esta construcción, edificada bajo el gobierno de Salvador Allende en un tiempo récord de 275 días, sería la sede de la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas. La escultura hacía referencia a los términos de primer, segundo y tercer mundo, donde el cuarto sería la última parte más marginada y alejada de todo proceso de desarrollo. Tras el golpe de estado, el régimen se encargó de hacerla desaparecer junto a otros símbolos que representaban el programa ideológico del gobierno de Allende.

La 14ª Bienal de Artes Mediales de Chile quiso retomar esta declaración visionaria del escultor y, para esto, llevó a cabo un evento con diferentes sedes y artistas provenientes de Chile, Suiza, Dinamarca y Francia, entre otros. En una de las venues más importantes dentro del circuito artístico en Santiago de Chile, el Museo de Arte Contemporáneo, se alojó la sección  «Los Límites de la Tierra», co-curada por el suizo Jean-Paul Felley y el equipo curatorial de la bienal. En esta sección, que estuvo disponible en el museo hasta el 26 de enero de 2020, las piezas exhibidas se nos presentan como catalizadoras de una invitación a reconfigurar el ecosistema.

Los artistas suizos Ursula Biemann, Pauline Julier, Julian Charrière, Silvie Defraoui y Roman Signer nos traen piezas audiovisuales que transitan entre el video arte y el filme-ensayo. La artista, teórica, curadora y video ensayista, Ursula Biemann, nos presenta «Acoustic Ocean», un film-essay con un componente de ficción. En Lofoten, un archipiélago ubicado en Noruega que ha sufrido las consecuencias del cambio climático, la cantante y activista ecológica Sofia Jannok, quien pertenece a la cultura ancestral de los Sami, interpreta a una científica que registra mediante máquinas de grabación el sonido del ecosistema, específicamente del océano. Debido a la profundidad y a la oscuridad del mar, el sonido sónico es la principal forma de comunicación entre las criaturas marinas. Es un sonido imperceptible para las capacidades sensoriales del ser humano, el cual suele olvidar, en su vida diaria, establecer lazos con otros sistemas de la naturaleza.

Installation view of «Acoustic Ocean» by Ursula Biemann

A través de una poderosa y colorida imagen que sumerge al espectador en la misión de esta científica-médium, Jannok se convierte en una catalizadora del llamado a que la humanidad cree vínculos con el resto de los seres vivos. Al mismo tiempo que nos vemos hipnotizados por las acciones que intentan descubrir y asir algo que parece un secreto a develar, van apareciendo textos con información cuantitativa y cualitativa de orden biológico y científico con respecto al daño que la crisis ambiental le ha generado a la naturaleza y su orden. Y es que, para ser conscientes de una situación y entender la realidad que permanentemente evadimos, muchas veces necesitamos el gatillo de informes pragmáticos que, afortunadamente, están siendo producidos por personas que buscan mostrarnos un lado de la verdad.

Siguiendo el carácter descriptivo e informativo, Pauline Julier participa con la pieza audiovisual «Naturalis Historiae», la cual también podría ser considerada un filme-ensayo. A diferencia de lo realizado por Ursula Biemann, en este trabajo Julier apela a la subjetividad de las imágenes, la naturaleza y la historia. Por medio de sucesos e historias filmadas en China, Francia e Italia, la artista intenta demostrar cuán tendencioso puede ser el concepto de la historia y de los eventos que han tenido, y tienen, lugar en ella, donde el legado que recibimos está escrito por ciertas personas que nos entregan hechos filtrados por sus percepciones y, sobre todo, por toda una época. La noción de la naturaleza es un ejemplo de ello, pues lo que realmente percibimos de ésta son representaciones dadas por ciertas formas de pensarla, formas que también se ven sesgadas por el lente de quien está a cargo de estas visiones. Y todo esto está amparado por la arbitrariedad de la creación, producción y reproducción de las imágenes y, claro, por todo un régimen escópico.

«Naturalis Historiae», film essay by Pauline Julier with Bruno Latour, Philippe Descola and Jun Wang

Así, «Naturalis Historiae» comienza con la erupción de un volcán en Islandia. En este momento, la artista, que se encontraba en Qatar, se ve imposibilitada de poder volver en avión, quedando así atascada con personas desconocidas, situación a partir de la cual comienza este relato acerca de nuestra concepción de la naturaleza y su representación. Tal como ocurre con un ensayo visual, cada capítulo da cuenta de ciertos hechos que sirven para inscribir los postulados de Julier y que van acompañados de las palabras y el pensamiento del antropólogo francés Philippe Descola, el paleobiólogo chino Jun Wang y el filósofo y sociólogo francés Bruno Latour.

A través de estas narrativas en red, se analizan y debaten las distintas cosmogonías y concepciones bajo las cuales se ha ido amparando el ser humano hasta rebatir el supuesto Antropoceno, período en el que estaríamos hoy en día y concepto altamente discutible por obviar otras condiciones fuera de la ecología y el ecosistema y donde, además, interfieren el capital y los sistemas de poder. Finalmente, «Naturalis Historiae» nos hace abandonar la sala con la certeza de la incertidumbre, donde las definiciones solo se pueden rozar con intentos de análisis y categorizaciones, entendiendo que estamos en una realidad construida por cada uno de nosotros.

El suizo-francés Julian Charrière, uno de los artistas jóvenes más prometedores y destacados por su búsqueda experimental, que entrelaza video, fotografía, escultura y performance, para abordar temáticas que transitan por la geología, arqueología, historia y ecología, nos lleva a un viaje cinematográfico lleno de paisajes que simplemente hipnotizan a los que están dentro de la sala. Para la Operación Crossroads, en el Atolón Bikini (Islas Marshall), Estados Unidos realizó pruebas con bombas atómicas en las décadas del 40 y 50 con el objetivo de probar la fuerza de estas armas sobre una flota de buques. Este lugar, cuya naturaleza se asemeja a paradisiacas postales, fue contaminado por los efectos de estas pruebas y hoy en día alberga las ruinas de tales procedimientos. Con una descripción casi apocalíptica, este lugar es el escenario en el que transcurre «Iroojrilik» (2016), un video de aproximadamente 20 minutos que nos muestra la habilidad de Charrière con la dirección, fotografía y, sobre todo, con la edición. El perfecto montaje pone en relación la naturaleza pura como paraíso -y como vida- y la intromisión de la mano del hombre, que, una vez más, aparece desde la destrucción, trayendo la idea de lo inerte o, incluso, de la muerte.

Frame of «Iroojrilik» (2016) by Julian Charrière

No es necesario un relato ni un texto. Los planos que muestran estas morfologías destruidas van en cadente ritmo con las playas, palmeras, mar y puestas de sol que son interrumpidas por tiros de cámara desde el mar hacia la superficie, mostrándonos las ruinas de una humanidad hundida. Todo esto viene acompañado de un diseño sonoro que nos pone en constante tensión, como si alguna verdad estuviera a punto de ser revelada. Y la revelación se va dando a través de todo el video, el epílogo de una futura e inminente extinción construida por el hombre a través de la historia.

La mezcla entre imágenes y palabras fue producto del trabajo de Silvie Defraoui, quien, junto a su esposo Chérif, construyeron textos y trabajos en conjunto bajo el nombre genérico de «Archives of the Future» (Archivos del Futuro) – hasta la muerte de Chérif en 1994. Después de esto, Silvie continuó con su trabajo. «La Rivière» es un video del 2009 que va mostrando lentamente el curso de un arroyo que va llenando un pozo, el cual es transitado por peces coloridos en tonos cálidos, mientras caracteres tipográficos van pasando por encima de la imagen en movimiento, generando una disociación en la percepción al obligar a los sentidos a establecer prioridades con respecto a lo observado dentro del cuadro. Como en un acto de magia, los peces pasan a ser llamas dentro del agua. Esta sucesión y superposición de casi una representación mística se ve amplificada por frases esparcidas por el suelo, frases que, de cierta manera, nos recuerdan las galletas de la fortuna: «confía en el azar», «fíjate en el vuelo de las aves», «pequeños milagros suelen suceder», son algunas de las máximas que se pueden leer. Defraoui cambia radicalmente la certeza de las ciencias exactas y sociales por un camino intuitivo que es casi un vaticinio para los oscuros tiempos que se nos avecinan.

«Archives of the Future» by Sivie Defraoui

Por último, Roman Signer, quien presenta por primera vez en Chile parte de su obra, nos trae una serie de cinco videos que parecen desprenderse de los otros. Conocido por su carácter ilógico, Signer utiliza lo absurdo para desafiar las verdades absolutas que el hombre piensa poseer: una casita arrastrada locamente por la nieve cuesta abajo, una silla que gira en medio de un río, o un camión con recipientes con agua que sube una rampa como si fuera un skater. Todos estos elementos hacen parte de lo que nuevamente nos pone en el difícil, pero también urgente y necesario lugar, de tener que cuestionarnos nuestra posición en el mundo y el cómo estamos construyendo y asimilando la era en que vivimos. Es en esta era en la que cada segundo es parte del pasado y cada momento parece una cuenta regresiva para un futuro incierto donde el lenguaje y cosmovisión deberán ser revisados individual y colectivamente.

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