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Residency Focus

Entrevista con Amparo González Sola [AR]

En el contexto de nuestro «FOCO DE RESIDENCIAS», hemos invitado a la coreógrafa argentina Amparo González Sola a responder a algunas preguntas sobre su residencia en Rote Fabrik [CH] a finales de 2020, el impacto de este formato en la carrera de los jóvenes artistas y la reciprocidad en tiempos de distanciamiento.

¿Podrías hablarnos de tu trayectoria y cómo ves el papel de las residencias en la carrera de un artista? 

Soy una coreógrafa, bailarina, investigadora, profesora y activista argentina. Actualmente vivo entre Buenos Aires, París, Ámsterdam… Gran parte de mi práctica se ve afectada por mi condición de migrante, por ese estado de desplazamiento constante, de estar situada y ajena al mismo tiempo. Ser artista en residencia tiene mucho que ver con eso: permite confrontar y dejar que la investigación se vea afectada con otras formas de hacer/pensar/sentir, permite no dar por sentado las cosas, poner en cuestión las prácticas y los discursos hegemónicos.  

La residencia que hice en Zúrich fue para mí la posibilidad de dejar que mi investigación se viera afectada por otras preguntas, la posibilidad de escuchar las resonancias de mis preguntas en otros cuerpos, en otros materiales y sensibilidades, la posibilidad de tener encuentros inesperados y hermosos, y de crear vínculos que seguirán creciendo a través del tiempo, de seguro. 

«Me pregunto si conseguiremos inventar formas de encuentro y de compartir fuera de los formatos «online» de control y vigilancia.»
– Amparo González Sola

La idea de la reciprocidad es fundamental en tu práctica. ¿Puedes explicarnos un poco más de dónde procede? En tiempos de distanciamiento y aislamiento social, ¿cómo percibes las posibilidades de intercambio entre las personas? 

Pienso en la coreografía en términos de relaciones (entre tejidos del cuerpo, entre personas, entre seres humanos y entidades más que humanas). La cuestión de «qué tipo de relación producimos y reproducimos a través de nuestras prácticas» es una pregunta importante para mí. Mi intuición es que la reciprocidad sería una forma de relacionarnos que nos permite salir de las lógicas unidireccionales y binarias (activo-pasivo, teoría-práctica, por nombrar algunas). Tal vez estos tiempos de pandemia, más que nunca, pongan de relieve el hecho de que estamos co-implicados en el mundo, no podemos pensar en nuestros movimientos y prácticas sin prestar atención a los efectos que tienen sobre los demás, sobre el entorno común. Pienso en esto como una potencialidad. Pienso en la reciprocidad como una herramienta para evitar reproducir lógicas de dominación, opresión o extractivismoY esta creo que es la gran tarea de nuestro tiempo. 

Como coreógrafa, ¿cómo ves las posibilidades del movimiento y la interacción para el futuro? ¿Cómo percibes la interacción entre el cuerpo y el espacio, y cuáles son las responsabilidades que implica, especialmente cuando pensamos en la forma en que coexisten el trabajo y el entorno? 

Soy consciente de que la experiencia de «este momento» no es igual en todos los contextos, en todos los cuerpos, pero sin duda hay algo compartido en la interrupción de una supuesta «normalidad»: los aislamientos, el control extremo del movimiento de los cuerpos en el espacio público, el aumento de la vida «online» (como si fuera la única opción) moldeando con sus formatos preestablecidos formas de sentir y pensar. 

Como coreógrafa, me pregunto (e intento ponerlo en práctica) si conseguiremos hacer de la construcción de estas coreografías (micro y macro movimientos) un gesto colectivo de cuidado, solidaridad y justicia social, y no dejarlo sólo a la voluntad de los protocolos. Me pregunto si conseguiremos inventar formas de encuentro y de compartir fuera de los formatos «online» de control y vigilancia.  Me pregunto si conseguiremos aprovechar este estado de «desnormalización», para reconocer y renunciar a los privilegios, y practicar otras formas de relación entre humanos y más que humanos. Creo que el arte es un lugar donde entrenar eso. 

 

Sobre Amparo González Sola

© Amparo González Sola at Rote Fabrik [CH]
Amparo González Sola es coreógrafa, bailarina, investigadora, profesora y activista. Actualmente vive entre Ámsterdam, París y Buenos Aires. Piensa en su práctica como una constelación en la que se entrelazan la propiocepción y la política; la filosofía, el feminismo decolonial y los estudios sobre la fascia. Forma parte del colectivo de arte-activismo Escena Política en Buenos Aires; colabora regularmente con otros artistas, pensadores y activistas. Actualmente, su principal investigación gira en torno al concepto de alquimia y reciprocidad. Está desarrollando el proyecto «Explorando la Reciprocidad», dentro de su Master en DAS Coreografía, AHK (NL 2020-22).